martes, 11 de diciembre de 2007

Carta al Diablo

Diablo (iba a poner querido diablo pero la verdad es que no te quiero mucho):
A través de los años creo que has tratado de gobernar el alma de todo el mundo sin mucho éxito. Me diste un poco de lastima y por eso te escribo esta carta con lo que deberías de hacer.
Primero, viejo enemigo, ten en cuenta que el alma no puede ser gobernada, tiene que estar rota.

Instrucciones:
1.- Hacer que el hombre en cuestión se sienta pequeño y culpable.
2.- Matarle sus aspiraciónes y sus sueños.
3.- Destruyele el sentido del valor, su capacidad para admirar la grandeza y crearla.
4.- Hazlo creer que no es importante para nadie y que no sirve para nada.

Consejos para un mejor funcionamiento:
1.- Haz que conserve la mediocridad como un santuario.
2.- NO PERMITIR QUE EL HOMBRE SEA FELIZ. El hecho de que el hombre sea feliz le da por si sola la libertad del alma.
3.- No dejes que recuerde el amor por que eso le da toda la fuerza que necesita para librarse de lo que sea.

Por último diablo ten mucho cuidado con:
La Razón.- Los hombres tienen un único mecanismo de defensa que es la razón, pero no te preocupes. Se puede eliminar facilmente diciendo que hay algo por encima de los sentidos el NO DEBE PENSAR, DEBE CREER.

Una vez hecho esto será bastante fácil que puedas gobernar el alma de cualquier individuo, aún que siempre tendremos un as bajo la manga: siempre podemos ser perdonados, por que es natural que nos equivoquemos. Si te vuelves el dueño de alguna alma humana siempre podrá independizarse y volver a empezar.

Sin cariño y sin agradecer tu tiempo:
Don Nadie

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Según tu carta, que no estoy analizando si es que es cierta o no, aunque estoy deacuerdo contigo. El diablo es el rey en la actualidad. Ha logrado todos sus objetivos. O estoy mal??

El Justo Medio dijo...

Si hubiera logrado todos sus objetivos, Paulina, me parece que este mundo estaría totalmente destruido.
Es más, ni siquiera creo que vaya ganando la batalla. Hay mal, mucho mal. Pero no es el diablo, somos los hombres estúpidos. Y si hay alguna esperanza para que pierda el diablo, está también en nosotros los hombres y en nuestra humildad, de que es solamente el Amor, y el Amor encarnado en una persona, lo que es capaz de hacer que la belleza triunfe.

Y tu post, mi querido checo, lo envidio. Quiero un post así para mi blog.

El Justo Medio dijo...

Ahora, aprovecho para responderle a Cheve un comentario de un post anterior. Ya lo puse en se post, pero es normal que nadie vea los comentarios de los posts viejos. Así que ahí va:

Mira Cheve, creo que la limosna debe pensarse bien. No se le debe dar a cualquiera. Uno siempre puede pensar mal, y tal vez ésa sea la perspectiva realista. No lo sé.
Pero también tenemos el derechos de andar por ahí con un poco de criterio. Actuar bajo un principio abstracto siempre terminará por provocar que nuestras acciones no se ajusten a lo real, y terminaremos con ideologías que instrumentalizan.
Me parece que, si bien hay un alto número de personas que viven en la calle que gastan la limosna en cemento o en alcohol, hay también un gran número de personas que no. En especial, pienso en los viejos, cuyo rostro no denota ni recuerda alguna droga, que a luces anuncia que nadie le dará trabajo y que probablemente pedir limosna sea su única opción.
Bien por el señor Garibay -a quien por cierto no tengo el gusto de conocer-, seguramente es un gran tipo y alguien que ha trabajdo mucho en contra de la pobreza. Seamos todos así, y lo digo en buena lid.
Pero que no me diga -ni él ni nadie- que darle limosna a una señora que amamanta a sus críos sentada sobre unos periódicos en la banqueta de Av. Revolución está mal.